lunes, 25 de febrero de 2013

Poema: "Siento"

Siento

Siento que por estas horas no tengo existencia
y que las almas que inspiran al odio me aciertan
con siete dardos que punzan su anciano veneno
para acallar de mi boca un sagrado misterio.

Siento que por retornar a la luz, la tardanza
prensa mis pies de cartón y les cruza una lanza.
Todo parece arrojarme a los hombros un peso
de multitud de millones de rostros hambrientos

Quiero agregar que mi sien no se duerme y no tranza
su testaruda afición de pelear sin tardanza,
y endurecido mi ceño se estrella en espejos
para matar al demonio que se hace reflejo.

Debo apuntar, a un futuro que no se ha tejido,
flechas que puedan trazar lo que aguarda el destino.
Con decisión trajinar los pinceles inciertos
que ayuden a colorear lo que esbozo en el tiempo.

Puedo encontrar la canción que ha dormido en mi huerto,
esa de luz que nació de un susurro del viento,
que por hacerse regalo no hallo puerto exacto
y que, fragmento de un mito, se ha vuelto un extracto.

Pero en el aire de hoy los peores desiertos
secan la flor optimista que riego contento
y el horizonte que ayer lo soñé enarbolado,
con sus colores marchitos se muestra nublado.

Por eso pido prestada una mano amistosa
para sangrar de estas llagas las más dolorosas,
esas que brotan del sueño que se hace recuerdo
y que del cruel y oprobioso se vuelve tormento.

De lo contrario echaré a recoger los pedazos
de la memoria que quiere quebrarse a mis pasos,
y despertar a la vida con ojos de muerto...
y regresar a la vida con ojos de muerto.

                                               Hans Aranda               

lunes, 18 de febrero de 2013

Poema: "Liviana"

Liviana

Tu nombre es del latín, del que dice que no tiene peso.
Liviana, que es el ser que se dibuja en tu figura,
marcando sin peso los recuerdos escritos
con la pluma frutal que se llevó el viento.
Tu nombre sin peso está escrito en cada gramo de mi ser.
Está presente en camino que dibujan mis pies,
está en las mazmorras que he construido de guarida, 
en los tesoros que acumulo como ofrenda a la memoria, 
en cada palabra que esboza mi canto
cuando nombro al fuego que mancha de rojo al horizonte.
No sabes lo grave de la herida que esa pluma liviana trazó,
cómo ha rajado este pecho de dura corteza, 
lo fatal que fue la ligereza de sus movimientos.
Porque sus bocetos definieron mi rostro
y su tinta coloreó mi pasos, 
y a la vez que rompió la corriente del viento,
me arrebato de la vida los puntos cardinales.
Desde entonces fui solo proyecto de hombre,
nada más que un garabato en el papel
sangrado en una herida infinita,
en un dolor sin medida mundana.
Hoy la herida cerrada se queda muda, 
una cicatriz invisible a la luz de los días.
Pero a veces reposo mis segundos en la soledad
y sin saber siquiera lo que digo
suspiro tu nombre rompiendo el silencio...
“...Liviana”

                                         Hans Aranda