Herencia
Cuando el tejido del azar
agote sus hebras
en la prosa de esta vida
seré uno más que se muere
dejándole al misterio la crónica
que guardó mi corazón.
La soledad inmutable que es de todos
formará reliquias con las sílabas
que encriptan los secretos de mi nombre.
¿Quién querrá saber de ese acertijo?
¿Para qué exumar esos huesos
y jugar a revivirlos?
No soy ni Violeta ni Guevara.
No compuse ni Novena o Capital.
¿Quién querrá sobrevivirme a través de su canto?
Tal vez quede una palabra en las cenizas
como trilla del campo
que atesora la semilla.
Hans Aranda
