Las primeras dos publicaciones de este blog fueron, sin mucha intención, referentes al concepto de historia que propongo manejar. Un concepto de vida íntima que toca tópicos sobre el principio y el fin y sobre el el paso de la luz y la sombra; idea que podríamos interpretar de muchas maneras y en la que podríamos incluir inequívocamente el rasgo propio del paso de las crisis históricas en las que devenimos, no solo como individuos, sino como sociedad. Nos referimos a la oscuridad en el inicio de nuestras andanzas, que se nubla ante la falta de memoria y por el misterio que suele cubrir las posibilidades del futuro, y a la luz que da claridad en el camino: conocimiento y certeza de la Verdad, perspectiva para el futuro y victoria para el presente. Por esos motivos no puedo dejar de sentir la responsabilidad de pronunciarme respecto a los hechos de este 24 y 25 de Agosto.
La claridad es un punto crucial que debemos tocar: la consigna de estas movilizaciones es mejorar la Educación Chilena. Sin embargo no debemos dejar de olvidar que el tema de la Educación es solo la punta del Iceberg que trae consigo una tremenda cola de desproporciones y arbitrariedades propias del sistema Neoliberal. Al fin y al cabo, debemos tener claridad de que la crisis de la Educación es un síntoma intrínseco de la crisis del Sistema Económico. Es al análisis del sistema económico, su naturaleza orientación y objetivos a lo que hay que entrar a analizar, para lograr una verdadera propuesta política que incluya la generalidad de los conflictos que vivimos como chilenos.
Las responsabilidades que recaen en la ciudadanía, y que muchas veces delegamos en los dirigentes y representantes del oficialismo, son de vital importancia. Los reconocidos como protagonistas del Movimiento Estudiantil son los Estudiantes, pero también tienen una enorme cuota de responsabilidad (a la que deben responder) los profesores, directivos, padres y apoderados. En fin, la responsabilidad está en la ciudadanía, siempre y cuando tengamos claro qué significa "ser ciudadanos". Uno de los resultados del sistema Neoliberal es la pérdida de representatividad política por parte de los individuos, que supuestamente son iguales en derechos y en deberes, y que tienen el derecho y deber de participar en la formación de las leyes, en la elección de sus representantes y en la construcción de nuestra cultura. Nada de eso se puede lograr si la ciudadanía se mantiene desinformada y alienada.
La perspectiva de futuro que tienen nuestras movilizaciones es un tópico delicado. Está claro, si revivimos nuestra historia, que muchos de los movimientos políticos históricos han sucumbido desde su interior. Las divisiones y la sedición propias de la politización y la lucha de intereses es un asunto latente, sobre todo en Chile, y un peligro para toda Movilización. La perspectiva sobre futuro y justicia no siempre coinciden y principalmente se ven pervertidos por el interés en el poder Político.
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