"La Cajita de Cristal"
(o la niña que trae la felicidad al mundo)
Las ideas se trazan con tintas de acero
y pueden traducir en ecuaciones frías
las cuentas de nuestros pasos.
Pero el corazón es de lluvia,
a veces granizo y tormenta,
y la fuente de vida nace en los
tembores del alma,
en las tempestades que se vuelven los
latidos
y en las lágimas replegadas en nuestro
mirar en lontanaza
Sucedio que una vez hubo un hombre
jugando quebrar las distancias.
La parodia de mundo que ofrece luces de
juguetería
le dio herramientas para viajar por el
tiempo.
En esos recodos encontró una cajita de
cristal
de inscripciones plateadas:
“Kamahoe ho'o haoli”
En el prisma de sus
ojos se bordaba la belleza
como el más alto
lienzo,
y con letras color
Violeta
le habló al hombre
de la más blanca libertad.
Y jugaron a doblar
el espacio,
a mirarse con ojos
de arte
y a hablar un
dialecto
con signos tallados en amor.
Pero sus ojos
guardaban de tiempos remotos
un trazado oscuro
de alma sola,
porque la belleza
maś pura y el alma sensible
cargan cruces que
la echan a andar.
Sucedió que ella
había preparado su destino
y en el mapa de sus
vidas no habían rutas paralelas.
Los signos del
tiempo crujían en la noche.
La palabra verdad
se teñía de ausencia.
Los trazos de sus
pies que trenzaron un hilo eterno
se plegaban para
seguir los designios del viento.
Yo no se si la
historia termina con ojos heridos.
Yo no se si la
noche en su juego los vuelva a juntar.
Solo se que la niña
que hacía reir guarda intensos colores
que en su prisma
recolecta sueños de libertad.
Mi cajita de
cristal que trae la felicidad al mundo,
que regala la risa en el rostro de los que entienden tus signos,
que regala la risa en el rostro de los que entienden tus signos,
ilumina con tu
prisma los caminos de esta tierra.
A mi me toca tomar
estos anhelos que pincelamos
en las quietas
mazmorras que nos vieron soñar
para hacerlos
canción.
Hans Aranda