Siento
Siento que por estas horas no tengo
existencia
y que las almas que inspiran al odio me
aciertan
con siete dardos que punzan su anciano
veneno
para acallar de mi boca un sagrado
misterio.
Siento que por retornar a la luz, la
tardanza
prensa mis pies de cartón y les cruza
una lanza.
Todo parece arrojarme a los hombros un
peso
de multitud de millones de rostros
hambrientos
Quiero agregar que mi sien no se duerme
y no tranza
su testaruda afición de pelear sin
tardanza,
y endurecido mi ceño se estrella en
espejos
para matar al demonio que se hace
reflejo.
Debo apuntar, a un futuro que no se ha
tejido,
flechas que puedan trazar lo que
aguarda el destino.
Con decisión trajinar los pinceles
inciertos
que ayuden a colorear lo que esbozo en
el tiempo.
Puedo encontrar la canción que ha
dormido en mi huerto,
esa de luz que nació de un susurro del
viento,
que por hacerse regalo no hallo puerto
exacto
y que, fragmento de un mito, se ha vuelto un extracto.
Pero en el aire de hoy los peores
desiertos
secan la flor optimista que riego
contento
y el horizonte que ayer lo soñé
enarbolado,
con sus colores marchitos se muestra
nublado.
Por eso pido prestada una mano amistosa
para sangrar de estas llagas las más
dolorosas,
esas que brotan del sueño que se hace
recuerdo
y que del cruel y oprobioso se vuelve
tormento.
De lo contrario echaré a recoger los
pedazos
de la memoria que quiere quebrarse a
mis pasos,
y despertar a la vida con ojos de
muerto...
y regresar a la vida con ojos de
muerto.
Hans Aranda
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